El negocio de las renovables… Una batalla jurídica

Ayer finalizamos con éxito para mis clientes y para este despacho, el caso que me ha traído de cabeza los últimos 7 años.  Sepultado muchas horas por las que yo he llamado “Las 5 torres” de documentos, me dispongo a volver a dejar libre y reluciente mi mesa.

Y a colación traigo ahora, por el conocimiento adquirido en el estudio del caso, la tremenda injusticia que se ha cometido con los inversores en renovables.

El anuncio decía «El sol puede ser suyo». Y los inversores se lo creyeron. «Sea patriota, invierta en energías renovables». Y ellos, claro, invirtieron. Corría el año 2007. Palabra de BOE: «La sociedad española actual demanda cada vez más la utilización de las energías renovables y la eficiencia en la generación de electricidad como principios básicos para conseguir un desarrollo sostenible desde un punto de vista económico, social y ambiental».

Todos recitan casi de memoria las disposiciones del Real Decreto 661/2007 por el que se regulaba en España la actividad de producción de energía eléctrica en régimen especial. Firma, Juan Carlos R. El Rey.

Hoy, ahogados por las deudas, con su patrimonio haciendo malabares, los inversores  esperan como última solución la sentencia de los laudos que pudieron reclamar otros, que como mis clientes son inversores extranjeros y que desgraciadamente van a correr mejor suerte que los inversores nacionales. Tiempo al tiempo.

Los primeros recortes asomaron en 2008. Dos años después un nuevo Real Decreto establecía «medidas urgentes para la corrección del déficit tarifario del sector eléctrico» y modificaba las condiciones aprobadas en 2007, pisoteando los cálculos de los pequeños inversores. Se recortaban un 45% las ayudas a los huertos solares, el 25% a las instalaciones de placas grandes y un 5% a las placas solares pequeñas.

A las primeras de cambio el Estado cambió las normas y algo que era muy simple en el BOE empezó a cambiarse retroactivamente. El problema es que la gente ya tenía el dinero enterrado, ya no podía deshacer su inversión, y el dinero que ingresaba no era suficiente ni para pagar al banco. Lo que estaba en el BOE era tan sencillo como tanto produces, tanto te pagan, pero ahora hay que hacer un  máster en matemáticas para comprender cómo va la retribución.

Con la satisfacción de haber cerrado el asunto favorablemente para mis clientes, me queda la amargura de saber que muchos inversores nacionales estafados nunca van a ser resarcidos de esta injusticia.

 

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